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El enemigo interno

Tiene razón el señor presidente. Su gobierno tiene un enemigo interno. Y se quedó corto, porque no es uno, sino varios enemigos internos. 

Son las herramientas creadas por la Constitución y la Ley para evitar que un presidente se convierta en dictador.

Enemigos como la independencia de los tres poderes públicos, los órganos de control o instituciones independientes como el Banco de la República.

Enemigos como la oposición política que tiene voz y voto en el Congreso de la República. O el control que debe ejercer la Corte Constitucional sobre las Leyes y Reformas que decreten gobernantes y legisladores para proteger los derechos y libertades de los ciudadanos.

Enemigos internos como las libertades de prensa, opinión e información que le permiten al ciudadano ser informado sobre los hechos y decisiones del poder que le afectan su vida, honra y bienes.

Enemigos internos como el derecho de esos ciudadanos a salir a la calle y protestar contra los abusos y los excesos del poder, especialmente cuando quienes lo ejercen tienden a creerse dios y se molestan cuando alguien desde adentro o desde afuera les dice que no todo lo que quiera un presidente se puede hacer.

Que no todo lo que quiera un presidente es legal.

Enemigos internos como el sentido común que indica que el presidente y el vicepresidente de un país no pueden viajar en el mismo helicóptero o avión porque en caso de un accidente se podría matar los dos y entonces se crearía un vacío de poder. 

O que los podrían asesinar a los dos mediante un atentado terrorista.

Enemigos internos como los ministros lenguaraces que exponen a su presidente y su gobierno en compromisos irresponsables como permitir que millones de motociclistas puedan circular por calles y carreteras sin un seguro que los proteja a ellos mismos, a sus familias y a sus víctimas en caso de accidente.

Ministros que culpan por anticipado a las aseguradoras por los muertos y heridos que causen la irresponsabilidad de los motociclistas y del gobierno cuyo Ministro de Transporte les dio patente de corso para hacer lo que les de la gana, se puso un caso y se fue a pasear en motocicleta prestada.

Enemigos internos como los funcionarios que debilitan a la Policía, el Ejército y la administración de justicia y después se quejan porque el pueblo ejerce justicia por mano propia y propone limitar el sagrado derecho a la legítima defensa.

Tiene razón el presidente Gustavo Petro. En su gobierno hay otro enemigo interno. Se llama @PetroGustavo, su perfil en Twitter que le permite reaccionar con la cabeza caliente y hacer anuncios y pronunciamientos que después tienen que corregir él mismo o sus ministros para evitar daños directos a la economía del país o daños colaterales como la pérdida de confianza y credibilidad del pueblo en el Jefe de Estado y su equipo de gobierno.

Tiene razón el presidente. En su gobierno hay un enemigo interno. Y tiene como probarlo. Lo vé todas las mañanas cuando se mira al espejo.

En lo que no parece tener razón el señor presidente es que ese enemigo sea “su enemigo interno” creo que es el enemigo interno de todos los colombianos. 

Por lo menos así lo empezamos a sentir.

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